Amanece, la nebulosa de la noche anterior la confunde... Cree recordar unos ojos, como labios carnosos mordían su piel...
Si, aquellos gemidos ahogados, tímidos... El calor abrasando su cuerpo y
la ansiosa manera de pedirle más...
Si, ahora lo recordaba... Pero... ¿Cómo había pasado? Solo conseguía
llegar hasta la sonrisa del camarero y aquellos enigmáticos ojos...
Ahora, tumbada en la cama, sentía su cuerpo dolorido y satisfecho. Su
conciencia intentaba castigarla por tanta irresponsabilidad, la ignoró,
sonrío y se volvió a dormir...