martes, 24 de mayo de 2016

Calma...

Cuando le soltó de la mano, un intenso frío se apoderó de su miedo, dejándola apenas con una suave brisa como aliento.
Así recordaría el último beso, tanta paz como tristeza en sus ojos, por una despedida, siempre temprana y arrolladora.
El océano de su ojos en calma, dejaban paso a un silencio casi armonioso, si no fuera por las cristalinas lágrimas paseando por su rostro y... se apagó la luz.