lunes, 14 de septiembre de 2015

Seshat.

La procesión de cuerpos exóticos rodearon su cama, con la suavidad de alguien que se deleita con la belleza, la lavaron y ungieron con aceites.
Los sensuales regalos que su piel recibía despertaron su apetito, ligeramente se humedeció los labios, los desnudos misteriosos siguieron con su ritual... Sentía como le caía el aceite en el pecho, mientras mordía su labio... Abdomen, encorvaba su espalda... Muslos, donde sus caderas acompañaban el movimiento...
Cada una de esas manos robaban melodías de placer, obligándola a danzar entre jugosos festines...
La amaban, la adoraban... Su musa Seshat.
©Sylvanablack