miércoles, 25 de noviembre de 2015

Infierno.

Silencio, atenta, te espero.
Sigo tu voz, ronca, dominante y oscura.
Me tumbo, siento el frío cuero bajo mi cuerpo, asumo mi voluntad a tus deseos, someto mi mente a tu infierno.
Seda negra tapa mis ojos, disfrutas jugando con mi impaciencia.
Resbala la cera de una vela sobre mi pecho, el fuego abraza el escalofrío que lo sigue, ahogo suspiros mordiendo mis labios.
Aprietas los dientes mientras imaginas la forma en que castigarás tanta soberbia, muerdes y sonríes; el infierno ha abierto sus puertas, ha poseído nuestras conciencias.
Embistes sin compasión, olvidas la perdición en la que nos hemos convertido, transportados en tormentas agónicas.
Sangrando de placer, prometemos cuidar la magia de nuestro aquelarre, negro, tenebroso, mortal.