Dentro de la oscuridad, arañando el fuego de tu mirada, sometida a tu voz, anhelante gimo sin reservas.
Las caricias que me arrastran a la desesperante necesidad de los tortuosos placeres con los que me castigas, haciéndome diosa de la noche, esclava de tu cuerpo.
Una y otra vez, sin descanso, poderosa suplico tu piel, adorando la dulce maldad, sobre mi.
Donde la oscuridad toma sentido, moldea y acompaña cada uno de mis pasos.. Donde la luz ilumina mi camino... Cada día, un nuevo reto...